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Historia de Cabeza Yunque.

 

2º Clasificado

General Cabeza Yunque

(Reyes Funerarios de Khemri)

 

Pequeño Gran Céntigor (95 puntos)



Como todo el mundo warhammer sabe, los céntigor son una de las varias especies de hombres bestias. Muchos de ellos descienden, al menos en las tres últimas décadas, del macho dominante más fuerte de dicha raza, sí, hablo de Ghorros Warhoof. Este tal Ghorros lleva décadas asegurándose dejar sus magníficos genes para la posteridad, hasta tal punto que todo centigor macho sea una cría o un adolescente que no huelan como él sabe que huelen sus descendientes sanguíneos son asesinados e incluso devorados por él mismo.

Con el caso de los centigors que hayan llegado a adultos y que no sean de su descendencia, Ghorros les saca partido poniéndolos en primera línea frente a los enemigos y no se preocupa mucho de la supervivencia de los mismos. Con las hembras no tiene distintivos, todas las que le dé tiempo a montar serán montadas y pobre de la que no se deje, aunque normalmente por simple instinto son ellas las que se le acercan ya que “no hay mejor partido en dicha raza”.

En el hipotético caso de que Ghorros no tenga hembras de su especie cerca para montar, básicamente porque esté en alguna campaña militar, pues con tal de meterla en algún sitio viola a los caballos, jabalíes, ciervos, o incliso gélidos, una vez ha matado a al humano, orco, elfo o saurio que los dirigía. Aquí es donde surge la historia de nuestro Peño Gran Centigor:

En una gran y hermosa pradera, aparentemente libre de posesión y fronteriza con el bosque de los Elfos Silvanos, un importante grupo de centigor se divertía yendo con cierta frecuencia a “jugar” al corre corre que te ensarto, con los elfos sílbanos que osaban salir del bosque para explorar y con los granjeros imperiales que se atreviesen a afincarse allí (el imperio ofrecía la posesión de esas tierras a los desgraciados que por necesidad huían del hambre de las ciudades en busca de una oportunidad en el campo). Ghorros Wahoorf esporádicamente iba allí a jugar cuando sus compromisos bélicos se lo permitían, en una de esas tardes de deporte toparon con 4 jinetes elfos silvanos exploradores y la tarde fue súper divertida ya que eran mucho más difíciles de pillar que la habitual tropa a pie. Nada más verlos, supieron que lo primero era cortarles la retirada al bosque, así que se dividieron en dos grupos. Uno para cortar la retirada y el otro para corretearlos campo a través.

Esos corceles elficos eran muy agiles y veloces, más que los centigors. Después de horas de cargas fallidas y alguna baja a costa de las flechas de los exploradores los centigors se estaban cansando y aburriendo, pero Ghorros empezó a pensar con su insaciable pene y gritó a los demás: “¡Nadie se irá de aquí hasta que no me folle al menos a uno de esos 4 corceles!” ¿¡Me habéis entendido!? Se estuvieron alternando los dos grupos para que uno de ellos siempre descansara en la linde del bosque y el otro hostigara a los jinetes elfos, hasta que al anochecer los águales y veloces corceles dieron muestras de agotamiento y sus jinetes también exhaustos cayeron en las zarpas de uno de los dos grupos.

Para celebrarlo llevaron a los reos hasta donde tenían el alcohol, a la sobra de una ruina de lo que un granjero humano intento hacer su casa y empezaron a beber con avaricia, descuartizaron a los elfos y se los comieron crudos, después Ghorros violó a los 4 corceles sin importar que fueran macho o hembra, una vez se vio arto dejó que fuera la tropa quien siguiera las violaciones. Al día siguiente cuando las moscas y el calor del sol del mediodía los despertó se fueron al campamento base dejando a los corceles violados allí en la pradera.

Fruto de aquella noche, surgió el Pequeño Gran Centigor, creció al amparo de los 4 corceles elficos que lo trataron como si fuera un corcel elfico más y no una variante de centigor, al menos los primeros años, corrieron, saltaron y se revolcaron por aquellas tierras con pocos y esporádicos sobresaltos de las otras razas que mantenían la conducta ya descrita. Aprendieron a detectar señales de la naturaleza de que alguien se acercaba como polvo en suspensión, el vuelo de las perdices que solo lo usan para huir del peligro, etc.

Cuando el Pequeño Gran Centigor iba adquiriendo proporciones de adulto, notó que los demás corceles le guardaban la distancia, cada día más distancia. Normal si tenemos en cuenta que cada día se parecía más a los brutales agresores. Un día, al ir a beber agua la charca cayo en lo fácil que era para los corceles llegar con la boca al agua, mientras que el usaba sus extremidades especiales (que solo él tenía) ya que con su boca era un suplicio llegar al agua. Ese día triste y pensativo por ver la reacción de su familia al intentar acercarse a ellos al volver de la charca, comprendió que lo mejor era alejarse de ellos, en aquella pradera había sitio de sobra para los 5 aunque se vieran las siluetas en el horizonte.

A los pocos días de su exilio, empezó a percibir señales de alguien perturbaba la paz de la naturaleza. Eran los elfos, esos que solo veía de lejos, pero esta vez en de huir se acercó a ver, total ¿Qué iba a ser peor que estar solo? Y ¡sorpresa! ¡Esos seres se parecían su reflejo de la charca! Los siguió con mucha cautela agazapado entre las hierbas o detrás de las matas, vió como actuaban y lo que hacían con los otros seres, sus palabras sonaban con los gruñidos que se le escapaban a el de vez en cuando. Se armó de valor y los siguió hasta el campamento base. Los centigor un día cerca del campamento se dieron cuenta de que los seguía y fueron a darle un escarmiento, no consiguieron echarle el guante, ese centigors, adolescente, raro y canijo como lo calificaron por tamaño y apariencia era muy listo, rápido y escurridizo. Así que lo ignoraron porque lo vieron inofensivo. Simplemente los seguía en silencio observante.

Una vez en el campamento fue la comidilla de todo el mundo, lo miraban raro, le azuzaban con palos, le olisqueaban hasta que topó con el gran Ghorros Warhoof quien iban borracho tambaleándose, y le dijo amablamente: “eeee piltrafaaa, ven a a aquí” mientras gesticulaba con los brazos con gesto de acercarse, nuestro protagonista se acercó más por el gesto que por lo poco que entendió de las mal pronunciadas palabras. Mientras se acercaba los demás murmuraban: “lo va a matar”... Para sorpesa de todo el mundo Ghorros lo olisqueó con tal fuerza que creyó que le iba a arrancar el pelaje como los tornados arrancan los árboles.

Ghorror esclamó: “este mierdecilla apesta a la corcel que me follé en la pradera, sé que es hijo mío, merece vivir entre nosotros, su madre accedió a intentar disfrutar con nuestro encuentro sexual con la condición de que no los matáramos, ni volviéramos a montarlos por la fuerza nunca más y que no matara a las crías que salieran de aquella noche. Yo con tal de oírla drisfutar con mi polla, se lo prometí. ¡Pobre de aquel que ose inclumplir mi palabra dada a una hembra!, entre cuadrúpedos nos entendemos, ¡¿me habéis entendido?!”. ¡Sí! ¡Padre! Contestaron todos.

Nadie intentó matarlo ni echarlo de la manada pero tampoco tuvo ningún tipo de privilegio, nadie le ayudaba, simplemente la ley de la manada, el más fuerte primero, a golpes se demuestra quien es quien en el escalafón y Pequeño Centigor era un equivalente a un adolescente centigor normal, por lo que había bastantes miembros caudrupedos por encima de él, incluso bípedos, como los bestigors y algunos gors. Sin embargo demostró una capacidad de aprendizaje superior a la media, hablaba a menudo con los chamanes y entre otras cosas observó que la mayoría de peleas surgían después de grandes ingestas de alcohol y él bebía siempre con moderación, ya que siendo más débil como perdiera los reflejos le lloverían los golpes por todos sitios.

Mientras todo esto ocurría, Orión, el rey de los Elfos Silvanos, cansado de ver la forma tan irregular con la que los hombres bestias pasaban por la pradera, sin aparente lógica ni explicación razonable. Unas veces sus exploradores volvían enteros y contentos diciendo que allí no había nadie, otras veces volvían asustados de ver cadáveres de los elfos de la anterior expedición o de colonos humanos muertos; decidió hacer una ocupación en toda regla de aquella pradera y ampliar literalmente su reino. Mandó especialmente a tropas de caballería al mando de un mago elfo a caballo, ya que estaba comprobado que la infantería en terreno abierto frecuentado por centigors era una mala idea.

Cuando los centigors decían: vamos a la llanura a ver que nos encontramos, Pequeño Gran Centigor los acompañaba siempre, entre otras muchas cosas, por asegurar la integridad física de su familia materna.

Como 12 días después de la última visita a la pradera, regresaron. A los pocos metros de adentrase en las hiervas, divisaron a lo lejos un campamento de los elfos silvanos a una distancia cercana al bosque Lorien que limitaba todo el flanco izquierdo de la gran pradera, al fondo a unos 23km estaba la provincia de Kislev del Imperio, el flanco derecho estaba a 6km del izquierdo y la linde era un río que si lo cruzabas entrabas en Bretonia y ellos provenían del fondo sur donde empezaban las montañas.

El Pequeño Centigor pensó: “¿Por qué no habían avanzado más si había un montón de metros de llana pradera libre de oposición?” Entre las tiendas de ramas del campamento y el bosque había unos arbustos como de metro y medio de alto que se extendían a todo lo largo del límite del bosque, eso hace menos de quince no existían, él sabía de sobra el ritmo de crecimiento de las plantas y ninguna alcazaba esa altura en tampoco tiempo, ¿entonces? “¡joder! ¡un mago cabron está ampliando el bosque de LORIEN!”

Mientras él pensaba eso los demás se daban empujones y palmetazos en la espalda o en o los cuartos traseros diciendo hoy va a ser muy divertido, ¿a que no matas más que yo?, etc.

El campeón del grupo dijo después de un buen trago de alcohol, a mi señal cargamos contra lo que esté fuera de las cabañas, primero matamos a unos cuantos y con los pocos que sobrevivan ya jugaremos al corre corre que te ensarto, ¿Ok?

“¡NO CARGUEIS!” dijo Pequeño Centigor, el campeón se volvió hacia él dispuesto a pegarle una cornada por desobediencia cuando nuestro protagonista ya se estaba saliendo de la formación para tener el campo despejado para la huida táctica ante el arrebato del campeón.

“ Yo me crie aquí ¿lo recordáis? Si nos acercamos en plena llanura nos va mermar a flechazos y magias, además tiene numerosa caballería para cargar contra nosotros. Hace falta algo más que una simple carga. Esperarme agazapados entre las hiervas unos 200 metros más adelante, yo me pondré a distancia de carga de ellos y huiré, ellos me perseguirán y cuando estén bien cerca vuestra y sin la potencia del inicio y sin sus compañeros cerca, serán un blanco fácil para vuestra carga”.

-Pero ¿Cómo sabes todo eso a esta distancia? Dijo el Campeón.

- “no hay tiempo para explicarlo todo, ¿ves esa estrecha franja de matorrales que limitan con el bosque a todo lo largo de la pradera? Pues en menos de 3 días serán arboles enormes desde los que te dispararan y habremos perdido para siempre ese terreno”.

- Te haremos caso, más te vale que salga bien o ni nuestro padre te va a salvar de mi.

- “voy para allá, rezarle a los 4 dioses para que no me maten a flechazos”.

Así se hizo, un batallón entero de jinetes del bosque cargaron contra nuestro personaje armados con sus lanzas de caballería, estos se situarón de tal forma que cuando dieron por imposible llegar al huyente los centigors les cargaron por el flanco provocando la desmoralización de los pocos jinetes del bosque que sobrevivieron.

El campeón felicitó a todos y arengó una nueva carga contra el resto de enemigos, pero le volvió a interrumpir el de antes “Noooo, están lejos y no sabemos cuántos quedan, ni donde está el mago, hay que acercarse poco a poco a ver cómo reaccionan, mientras se adueñaba del escudo del único centigor caído en el combate”.

La jugada volvió a salir bien, matando a una unidad de jinetes aspirantes de kurnois que provocaron bastantes bajas en los centigors ya que fue imposible evitar la carga de tan hábiles jinetes que aspiraban a ser la elite de su raza, aquí El Pequeño Centigor se dio cuenta de que sobrevivió gracias al escudo usurpado al compañero muerto. El último batallón era un pequeño grupo de forestales, su madre le había hablado de ellos, eran unos lanzadores de flechas temibles, ante esto Pequeño Centigor tomo una decisión vital, les ordenó a los pocos compañeros vivos que cargaran contra ellos mientras el buscaba al mago crece plantas para matarlo, ya que ellos no cabían por las puertas de las chozas.

Entró en una de las cabañas que rezumaba un polvo verde y encontró al mago, pelearon duramente y a tan solo un golpe de morir Pequeño Centigor consiguió cortarle la cabeza al mago y arrancarle la capa que era como un trozo cielo estrellado, cuando salió de la choza levanto la cabeza del mago para enseñarla a sus compañeros, para su sorpresa, la cabeza empezó a gritar histérica, ¡matarlo! ¡Dispararle! Los forestales que habían exterminado a los centigors escasos metros de él, dispararon Pequeño Centigor huyó por puro pánico y solo atinó a ponerse la capa del mago encima para protegerse de las flechas junto con el escudo y la cabeza chillona. Cuando regresó al campamento y contó todo, empezarón a llamarle Pequeño GRAN Centigor y a darle rango de héroe.

En 2 días estaban de vuelta en la pradera con contingente mayor para exterminar a los forestales y los refuerzos que hubieran enviado los elfos durante el camino juró que no se quitaría nunca la capa del mago porque aquello fue su salvación. No encontraron a nadie y sin la magia los pequeños arboles apenas habían crecido, se mearon en ellos y los destrozaron para evitar que el bosque creciera. A día de hoy la pradera sigue siendo el patio de recreo los centigors.

El Pequeño Gran Centigor tuvo que recurrir a su ingenio y habilidad para matar a un héroe kislevita que motando en un gran oso se creyó que la pradera era su finca de caza y mató a varios centigors el día que estos se encontraron por casualidad.

M 9; HA 4; HP 3; F 3; R 3; H 2; I 6; A 2; L 8. Caballería ligera, vanguardia y cruzabosques tanto él como los centigors que se unan a él como único personaje en la unidad. Está equipado con lanza, escudo grande +2 armadura, cráneo de oso gigante +1 armadura, capa mágica +1 armadura y especial de +5 contra proyectiles (objeto mágico). Total SVA es de +3. Cabeza gritona (objeto mágico): Pequeño Gran Centigor aprovecha que sabe cómo y cuándo hacer chillar al decapitado para distraer al enemigo causando un ataque adicional inmediato (lo primero de todo) hiere automáticamente con F3 nada más comenzar la fase de combate cuerpo a cuerpo con a quien esté en contacto peana con peana.

Gracias al General Caótico Estrambótico por los premios que ha realizado para los participantes de la liga. Las miniaturas fueron entregadas junto a un escrito, una pequeña historia con personalidad adecuada a cada ganador y un perfil para poder jugarlo en batalla.

  

Autor: Antonio Ángel González Perea.

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