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Historia de Viejo Pellejo.

 

3º Clasificado

General Viejo Pellejo

(Hombres Bestia)

 

El Caudillo Viejo Pellejo

Viejo Pellejo, es un comandante gor que sin tener cualidades destacables innatas, las fue desarrollado ya que desde bien joven aprendió a que se necesitaba algo más que fuerza para sobrevivir en las batallas contra el enemigo y a las disputas de machos por montar hembras.

Fue testigo del poder de la magia y los objetos u armas hechizadas cuando un ejército bretoniano devastó su hogar cuando era solo un cabritillo, huir implican vivir si no te alcanzan. Esto le dotó de un odio imperecedero a los bretonianos.

Participó como miembro anónimo de uno de los cientos de batallones de gors de en la 6º Gran Manada de hombres bestias que amenazó el mundo. En aquella contienda mundial de grandes ejércitos conocida como la 6º edición de Warhammer, mientras los compañeros de su edad fardaban de su fuerza o de sus cornamentas, Viejo Pellejo ponía oídos a lo que contaban los supervivientes de distintas especies de hombres bestias de la 5º Gran Manada que amenazó el mundo. Llegó a la conclusión de que como él no tenía la habilidad casi innata de canalizar la magia como los llamados chamanes, su única posibilidad para subir en el escalafón sin arriesgarse a que le lesionara algún oponente de naturaleza más fuerte, era adueñarse de objetos mágicos.

En su 1º batalla contra los humanos del imperio, su batallón se trabó en combate con un regimiento de espadachines liderado por un héroe. Viejo Pellejo en la refriega en vez de obsesionarse en matar y avanzar para seguir matando adversarios. Prefirió simplemente defenderse y dejar paso a sus compañeros, los cuales muchos acababan trinchados por los hábiles espadachines antes o después de cobrarse alguna baja. Así pues, sin exponerse demasiado al peligro, no perdía de vista al héroe humano que ya había eliminado a varios adversarios en poco tiempo. Cuando notó que el héroe humano daba signos de cansancio y de estar herido por un reciente desafío contra un atrevido Beligor, aprovechó para lanzarse contra él y en un golpe de suerte matarlo, inmediatamente cogió la espada del difunto y volvió a ser cauto, no quería perder la espada del maestro espadachín.

Poco después de la victoria marginal contra el imperio, la Gran Manada se topó con el 6º Gran Waagh, fue un verdadero tormento, ya que frenó en seco el avance de los hombres bestias pero para Viejo Pellejo fue todo un éxito.

Le vinieron los recuerdos de los viejos de su manada antes de que murieran a manos de los bretonianos, “en batalla campal, hay que saber siempre donde están los magos rivales, por ahí viene la muerte”. Mientras sus compañeros rugían e insultaban al adversario que tenía inmediatamente en frente, él se dedicaba a otear el horizonte en busca de chamanes. Comienzan las cargas de ambos bandos y el espectáculo de la magia con colorida destrucción.

Mientras el batallón del aún anónimo Viejo Pellejo espera órdenes, un batallón de numerosos ungors se lanza contra uno de globins, de repente y para sorpresa de todos, los globlins pasan a tener unos puños enormes más propios de un troll, ¡Gorko! gritaban los globins mientras los ungors se acercaban a una derrota aplastante, cuando todos se pensaban que sería un combate igualado. Ante el fracaso de los ungor, se le encomienda al batallón de Viejo Pellejo que ataque a los letales goblins que ahora ya tenía unos puños acordes a su estatura. Nuestro protagonista tenía claro que tenía que matar al chamán goblin antes de que este los matara a ellos. Sorprendentemente el chamán parecía casi inmune a las heridas propiciadas por Viejo Pellejo, el resistente chaman estaba a punto de matar a nuestro protagonista cuando el batallón de globlins se vio superado en combate con los gors y salieron huyendo, Viejo Pellejo no dudó ni un instante en concentrar su persecución en el chamán hasta darle muerte y apoderarse de un collar de huesos por ser el único objeto distinto a la ropa y a la daga del mágico goblin. En cuanto se colgó al cuello aquel collar, se sintió más protegido que nunca, aquello olía a magia.

Las bestias tuvieron que regresar a sus hogares para recuperar fuerzas después de las duras batallas contra humanos y pieles verdes. Al llegar, las hembras de la manada a la que se unió Viejo Pellejo, huido años antes de la masacre bretoniana, estaban atemorizadas, raro era el día que no desaparecía algún cabrito o choto de la manada. Todo parecía apuntar a que en una cueva cercana al manantial de agua, había un lagarto de gran tamaño que los recién llegados combatientes catalogaron como una salamandra. Estaría extraviada de cuando semanas antes los Hombres Lagartos pasaron por esas tierras y lucharon contra los Skavens salidos de las montañas.

Así pues, todos estaban de acuerdo que una lucha en terreno abierto contra la salamandra sería una victoria clara por superioridad numérica de gors y ungors. El problema era que la salamandra no se movía en campo abierto, siempre acechaba en las estrecheces del manantial donde apenas cabía un par de gors adultos, que podían morir fácilmente en las fauces de la salamandra.

Viejo Pellejo, declaró abiertamente que él podría acabar con ella, ya que contaba con objetos mágicos y la experiencia de haber matado héroes enemigos. Hubo risas de menos precio por parte de algunos testigos de sus sufridas o suertudas hazañas ¿Qué te has creído que eres, un Beligor?, pero la mayoría dijo: ¿Qué otra alternativa hay? Viejo Pellejo salió a andar y pensaba en el lio que se había metido, se encontró con el cadáver de una vieja gors que se había apartado semanas antes del grupo para morir y no pegar enfermedades al resto. La despellejó, se rodeó del pelaje blanco como si de un abrigo se tratara, anduvo hasta el manantial y fingió ser un viejo mal herido.

La salamandra no tardó en salir a por lo que parecía una presa fácil, el tamaño del lagarto era como para tenerle miedo, pero no tanto como para no enfrentase a ella. Así pues la lucha comenzó: la espada del maestro espadachín era idónea para realizar varios ataques en poco tiempo, hiriendo en alguno de ellos al enorme lagarto, pero sin matarlo, cuando la salamandra se revolvió mordió al hombre bestia con fuerza pero sorprendentemente no desgarró la carne, en cambio, el zarpazo del lagarto sí que hizo sangrar al gor, a la desesperada el hombre bestia lanzó otro ataque en el que sí que consiguió matar a la salamandra. Viejo pellejo (aún anónimo) respiró aliviado, otro zarpazo u otro bocado hubiera supuesto su muerte. Cortó la cabeza desde la base del cuello del lagarto y sopló con todas sus fuerzas por la tráquea y cuerdas bocales de la salamandra, el sonido fue tal que toda la manada se agrupó buscando protección los unos en los otros. Al segundo rugido forzado de la salamandra, Viejo Pellejo apareció a la vista de todos, desde entonces todos saben que si oyen una salamandra rugir, a la orden de Viejo Pellejo hay que acudir.

Atributos del Caudillo Viejo Pellejo 135 puntos:

M HA HP F R H I A L Odio a los bretonianos

5 6(7) 3 5 4 3 6 4(5) 8 Collar del Chamán: salvación especial de +5.

Espada del Maestro Espadachín: +1 a la HA y +1 ataque.

Cuerno de la Salamandra: Si Viejo Pellejo es el general del ejército y hay unidades para desplegar en emboscada, tira 1d6 por cada unidad, en el momento que quieres que aparezca dicha unidad emboscando y con cualquier resultado distinto a 1, la unidad saldrá por el lado del tablero que el jugador Hombre Bestia elija. En Caso de que en la tirada 1d6 salga 1, entonces la unidad no habrá entendido las órdenes y saldrá por el lado señalado por la flecha de la tirada del dado de dispersión.

Doble pellejo: desde el día de la salamandra nunca no se ha quitado el pellejo de la gor difunta de tal forma que entre la roña y las costras de las heridas cicatrizadas pellejo con piel, es casi imposible distinguir donde acaba el pellejo viejo de su auténtica piel, esto le proporciona a Viejo Pellejo una tirada de salvación por armadura de +6.

 

Autor: Antonio Ángel González Perea.

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